lunes, 28 de junio de 2010

Lijiang

Para llegar a Lijiang (Provincia de Yunan) tuvimos que hacer noche en un tren desde Chengdu hasta Panzhihua, donde llegamos a las 5 de la mañana y se nos echaron un montón de chinos encima, queriendo llevarnos en taxi a la estación de autobuses. Nosotras sabíamos que había bus de linea, pero como nadie nos quería decir donde cogerlo o como llegar a el, ya que querían sacarse 60 CNY para llevarnos en taxi, tuvimos que preguntar a un trabajador de la estación que terminó ayudándonos (a todo esto 3 taxistas detrás diciendole al hombre algo en chino que yo pienso que era algo así como 'no se lo digas!').

Al final, conseguimos montarnos en el bus local que por 3CNY nos llevó a la estación de autobuses de largo recorrido. Allí compramos los billetes de autobús para llegar a Lijiang. Después de esperar 1 hora y comprar algo de comida, salimos hacia allí.

Ese viaje fue una aventura, el autobus era viejo, estaba llenísimo y la carretera era infernal pero la vista era una maravilla. Aquí es donde se comienzan a ver las banderas de oración tibetanas, los picos altos, los valles entre montañas con sus casitas, los templos, la gente con rasgos más tibetanos, con sus cestas en la espalda...Tiene mucho encanto..

En el trayecto nos pararon varias veces, algunas para estirar las piernas e ir al baño (los peores en los que he estado, y ademas de pago!) y en la última para comer. Vimos como con un soplete abrasaban una cabra (ya muerta) lo cual fue impactante..



Tras 8 horas de autobús, llegamos a aquel pueblo, bueno...mejor dicho ciudad, pero como en otras ciudades de China, la parte vieja está amurallada y tratan de mantenerla intacta...Que pasada! Es tán bonito que parece de mentira (tipo Disneylandia) lo cual es bueno porque es un regalo para la vista, pero malo porque no da la sensación de auténtico.

Está demasiado orientado al turismo, y saturado de restaurantes y tiendas de souvenirs, pero aún así, a mi me gustó. Era muy agradable pasear por esas aquellas calles tan bonitas, con los rios, los puentes, los tejados, las luces...



El hostel donde nos quedamos por recomendaciones fue Mama Naxi y resultó ser todo un acierto. Lo lleva ella, Mama, es una china de la etnia Naxi que es la jefa jefísima. Ofrece un ambiente muy familiar, se hacen cenas comunes en mesas grandes para que nos sentemos todos juntos y charlemos. Por 15 CNY sirve todo el arroz que quieras y va sacando platos variados de verduras, pollo, carne, tofu....te pones las botas...Nos sentó genial aquella primera cena y además conocimos a Ana (de Salamanca) que llevaba 2 meses viajando por China y que había estado estudiando chino en españa. Pasamos dos dias junto a ella donde dimos hasta clase de chino! me enseñó los 4 diferentes tonos que utilizan en el mandarín, y palabras y frases útiles para viajar.
Desde entonces, siempre he tratado de pedir los billetes de tren en chino, preguntar cuánto cuestan las cosas, intentar las conversaciones básicas de presentación, los números...digamos que he superado la barrera inicial del idioma en la que piensas que es imposible comunicarte con ellos...Gracias Ana!!!!!!






A la noche iluminaban la ciudad y tomaba otra atmósfera y otro color. Es, en mi opinión, más bonita de noche que de día.


Paseamos cada noche que pasamos allí, mirando los puestecitos de souvenirs donde venden de todo (pero curiosamente, aquí las cosas son más bonitas, los souvenirs, la ropa...
eso si, bastante caro), los restaurantes y los bares, que por cierto, fue toda una sopresa ya que había bares con música de fiesta muy alta, donde los chinos bailaban, pero a las 12 lo cerraban todo...

Subimos a la colina que hay en la plaza central para ver los tejados iluminados...


Una noche de vuelta a casa, oimos voces en un bar que parecía cerrado. Cual fue nuestra sorpresa al abrir la puerta y encotrarnos a un grupo de chinos tocando la guitarra, cantando y bebiendo alegremente. Estaban encantados de tenernos a las 3 ahi, todos brindaron con nosotras un montón de veces y tomamos una cerveza con ellos al son de la música de la guitarra. Por supuesto, no conociamos ninguna canción así que no pudimos cantar.

Nuestro último día en Lijang lo pasamos nuevamente de paseo, subiendo otra vez a ver los tejados, comer aquí, un café allá..y bueno, de relax, pasear y disfrutar de la calma. Un pueblo muy bonito..



Con toda la penita de nuestro corazón, tuvimos que decir adios a Ana, fue genial pasar 3 dias con ella y espero de verdad que nos volvamos a ver!!!


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