Era muy simpática pero nos tuvo esperando casi una hora a que llegaran otros turistas que venían de un tren desde Beijing para que fueramos todos juntos en la furgoneta. Teniendo en cuenta que hacía mucho calor y que estabámos fuera de la estación junto con otros 1000 chinos tratando de vendernos mapas, agua o cualquier cosa..llegó un momento en el que hubiéramos preferido no esperar y cogernos un bus local, que cuestan 1 CNY.
Finalmente llegamos al hostal, que por cierto, era enorme y muy bonito. Ademas nos regalaban un cafe y una cerveza gratis (todo un detalle..) al hacer el check in. Nos duchamos y nos fuimos a ver a los guerreros de Terracota. Un bus a la estaciones de autobuses (1 CNY) y otro bus al pueblo donde se encuentran los guerros (9 CNY) y llegamos a nuestro destino.
Por supuesto, la entrada no era barata, por lo que sacamos nuestros carnets de 'estudiante' (yo estoy utilizando el de buceo y Olga el DNI). Coló...asi que nos salió 45 CNY en vez de 90 CNY.
Desde la entrada hasta el recinto hay unos 20 minutos, que bajo el sol abrasador, se hicieron duros...Finalmente, llegamos. Hay 3 pabellones donde están divididos los guerreros con sus caballos y sus carruajes. El primero es el mas grande y el que mas guerreros tiene, el segundo tiene pocos y el tercero menos aun.
En el tercer pabellon tienen varios guerreros acristalados, por lo que pudimos ver los detalles del pelo, de las suelas de los zapatos, las arrugas, los moños, etc...
Resulta increible pensar que aquel emperador mandó construir todo un ejército de aproximadamente 6000 guerreros, con sus armas, caballos, carros...es increible.
Había una zona donde estaban trabajando en los guerreros y recomponiéndolos. Fue muy gracioso ya que no se les veía estresados en absoluto, y eso que tenían decenas de miles de chinos y algunos pocos occidentales a su alrededor sacando fotos y comentando opiniones.
Cuando terminamos con la visita, volvimos a la estación de autobuses y dos horas más tarde llegamos al hostal donde descansamos un rato mientras organizábamos nuestro próximo paso en China, el rio Yangtse. Sobre las 8 de la tarde, nos dirigimos al barrio musulmán para ver su mercado lleno de puestos de comida y souvenirs que se situaba al lado de la torre del tambor y que se diferenciaba del resto en que aquellas chinas llevaban la cabeza cubierta con pañuelos...qué calor tenían que tener las pobres!!!
Había mucho donde elegir, tanto dulce como salado. Por una vez en China, había variedad de dulces. No es nada común encontrarlos en este país..
Teníamos hambre y aquellos olores y colores nos abrieron aún más el apetito.
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