No se si fue porque veníamos de Beijing pero Pingyao nos pareció un pueblo. El tipo de gente y el ritmo de la calle y de las personas era mucho mas relajado, por lo que nosotras, también nos relajamos..

Algo muy curioso es el tema de los no-pañales en los niños chinos...deben ahorrar mucho dinero..
La parte vieja de la ciudad está amurallada y pasamos la mayor parte del tiempo en ella.
Mantiene el encanto que tenía antaño, con sus casitas, hutongs, tiendas...Algo muy positivo es que no habia masificaciones de chinos ni trafico. La gente se mueve en bicicleta y motocicleta sobre todo. Vimos coches, pero muy pocos, por lo que pasear por las calles era relajado y agradable (para ser China...).

Curiosamente estaba vacio, nosotras tuvimos una habitacion de 8 camas para nosotras solas y cenamos las dos noches en un patio interior de una casa antigua china, solas.
La verdad es que estabamos encantadas de ir caminando a los sitios, no coger autobuses, taxis ni ningun tipo de transporte.
Estabamos felices pedaleando entre las callejuelas de Pingyao.
Algunas estaban vacias y encontramos mas de un rincón entrañable..
Esta tarde anduvimos en bicicleta por la ciudad amurallada, parando alli donde nos gustaba lo que veíamos (tiendas, chinos, murallas, puertas...)
Sobre las 8 de la tarde, devolvimos las bicicletas y nos fuimos a cenar pinchos de carne, tofu y verduras de los puestos callejeros que los hacen tipo barbacoa. No solo nos encantó sino que nos salió muy económico ya que cada pincho costaba 1 CNY. Tras la cena, tomamos una cerveza en una terraza y nos fuimos al hostal a coger la mochila para irnos a la estación de tren. Nos esperaban 8 horas en litera hasta nuestro próximo destino...Xian
No hay comentarios:
Publicar un comentario